Jesús está vivo, está presente y es real. No se trata de una metáfora o de lindas palabras que alimentan el alma con vanas ilusiones. Estamos describiendo una realidad; pues a dos mil años de su paso por la tierra hecho hombre, Jesús sigue estando con nosotros de forma corpórea a través de la Eucaristía. Parece pan, sabe a pan, huele a pan e incluso se digiere como si fuera pan; pero no lo es. Jesús está verdadera, real y substancialmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar, por esa razón le adoramos reverentemente. (CEC 1374)
Algunos de los Padres de la Iglesia ya se han referido a este misterio de la fe y con sus meditaciones nos ayudan a comprender cómo es que Dios mismo se une a nosotros y nos da un adelanto del cielo. Al mismo tiempo, Dios ha querido tomar este sacramento elevándolo por encima de los demás sacramentos haciendo que todos los demás tiendan hacia él (CEC 1374), al punto que la vida de la Iglesia gira en torno a la Eucaristía. Y al parecer, Dios queriendo expresar esta presencia real y cercana con su pueblo, es que en muchas ocasiones se ha manifestado a través de Milagros Eucarísticos, en donde pan o vino y algunas veces ambos, se convierten en carne y sangre humanas.
Dios presente en medio nuestro es algo grande, digno de ser adorado y sin duda, tal experiencia cambia nuestras vidas. No todos los hombres de fe en otras religiones del mundo, tienen la posibilidad de postrarse realmente delante de su Dios.
Pero no siempre la Iglesia lo comprendió de esta manera. De hecho en los primeros años del cristianismo, la comunión eucarística estaba reservada para personas enfermas. Luego, con el paso del tiempo y la sensibilidad espiritual de grandes hombres y mujeres entregados a Dios la Iglesia fue abriendo las puertas para que todos los creyentes pudieran ver a su Dios y adorarle.
Para explicar esta evolución en la historia, hemos preparado esta infografía, que estamos seguros será de mucha utilidad en tus reuniones y catequesis y que te animamos a que puedas imprimir y pegar en el diario mural de tu parroquia, colegio e incluso en tu oficina.