Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca,María Faustina Kowalska, en 1930. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar.